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QUÉ SIGNIFICA EL FENGUHANG

"El fenghuang hace parte de la mitología china, es un pájaro que reina sobre las demás aves, tiene connotaciones muy
positivas. Es símbolo de virtud y gracia. Aparece en tiempos prósperos de
paz pero se oculta cuando se avecinan problemas.".

Tomé este nombre porque creo que el buen vivir, el encontrarnos como hombres, nos concede una gran virtud y una gracia que trae consigo la paz interior y exterior.




miércoles, 23 de febrero de 2011

MI CUMPLEAÑO



TODA VIDA TIENE QUE CUMPLIR SU PRIMER OBJETIVO QUE ES ESTAR CONSTITUIDA POR ACTIVIDEDES CREADORAS. CADA MOMENTO EN EL QUE NOS DESARROLLAMOS EN NUESTRA VIDA TIENE QUE SER PARA CREAR ALGO NUEVO, UN PENSAMIENTO, UNA IDEA, UN PROYECTO, UN CONVERSACIÓN, UN SUEÑO.... LA LISTA SE HACE INTERMINABLE. PERO NO PODEMOS VIVIR COMO UN SER INERTE GOZANDO DE LA VIDA.
SON YA 28 AÑOS EN LOS QUE HE TRATADO, UNOS AÑOS MÁS QUE OTROS, DE PERMITIRLE AL MUNDO GOZAR DE LO QUE TENGO. ESPERO NO HABERME EQUIVOCADO, EN LO ESENCIA, PUES SE EQUIVOCA UNO EN LO ACCIDENTAL.
QUIERO DAR GRACIA A TODO Y A TODOS LO QUE HA HECHO DE MIS 28 AÑOS, AÑOS DE ALEGRÍAS Y EXPERIENCIAS ENRIQUECEDORAS. NO TENGO EN MI SER OTRO SENTIMIENTO QUE EL DE DAR GRACIAS, GRACIAS Y MÁS GRACIAS.
YO HE COMPRENDIDO QUE LA VIDA ES UNA LOCURA QUE HAY QUE SABER VIVIR, SIEMPRE ENCONTRAREMOS TROPIEZOS Y FRACASOS PERO TAMBIÉN DE ELLOS SE APRENDE, Y SI SE APRENDE SE CRECE, Y SE CRECE SE SIRVE MEJOR.

sábado, 15 de enero de 2011

MEDITACION II


Les presento una obra de Oswaldo Guayasamín, quien "nació en Quito, capital del Ecuador, el 6 de Julio de 1919. Se gradúa de Pintor y Escultor en la Escuela de Bellas Artes de Quito. Realiza su primera exposición cuando tiene 23 años, en 1942. Obtuvo en su juventud todos los Premios Nacionales y fue acreedor, en 1952, a los 33 años, del Gran Premio de la Bienal de España y más tarde del Gran Premio de la Bienal de Sao Paulo.

Fallece el 10 de marzo de 1999, a los 79 años."






"Esta obra pertenece a una etapa de transición entre la serie de la Edad de la Ira y la serie de La Ternura. Utiliza todos los colores de la paleta que la tenia ausente durante los últimos 20 años. Su tema ya no es tan duro como la Ira, parecería que la utilización de los colores azul y rojo vinculados al amarillo le da al tema vida, esperanza y amor.

Esta obra contiene interrogantes, no se inclina ni a la alegría ni a la tristeza aunque surgen de su rostro lagrimas, en su interior hay preocupación de no saber que pasara en el futuro, que vendrá después pero sin llegar a la desesperación porque deslumbra cambios o espera cambios en bien de la familia y de la sociedad.
En el año de su creación 1994 Guayasamin aspira a que los hombres se den la mano y caminen por un sendero de esperanza, paz y amor."



Estoy totalmente de acuerdo con este pensador artístico, nos encontramos en un mundo que tambalea, nos encontramos desorientados, es necesaria la meditación y más necesario es el cambio. Los hombres no podemos continuar caminando por la vida como si nada de lo que acontece nos pertenece, como si nada tuviera sentido, como si todo estuviera finalizado y dicho, los hombre tenemos que darnos la mano y tenemos que construir un mundo mejor.  

viernes, 14 de enero de 2011

ACTITUD DEL RECONOCIMIENTO



Me parece genial esta historieta caricaturística de Quino. Así nos vemos cuando buscamos reconocimientos y no lo obtenemos, siempre habra en el mundo personas más grandes que tú, como támbién siempre habra personas más pequeñas (Desiderata).

¿Qué necesidad de buscar un puesto o un reconocimiento, no sería nuestra vida más sencilla si solamente buscamos realizarnos tal y como somos?

miércoles, 12 de enero de 2011

ME REALIZO PARA SERVIR

Creo que hace mucho tiempo las sociedades, de distintas culturas, han brindado a los hombres sabios y conocedores de una ciencia una especial reverencia. Reconocer que existen hombres con capacidades desarrolladas que quizá uno no cuenta con ellas es de valorar.
Reverencias hoy desdibujadas por deseos absurdos de reconocimientos; en aquellas épocas, donde todavía no se institucionalizaba el aprendizaje ni se documentaba el conocimiento, se descubría al sabio y científico. Él era poseedor del conocimiento. Se le reverenciaba el conocimiento. Conocimiento que provenía de su esencia, de su cosecha, como dice un autor español.
Cuando el aprendizaje es institucionalizado y el conocimiento es documentado, no se perdieron los sabios y científicos “puros” – por llamarles de alguna manera específica – sólo que minorizaron, y al pasar los años quedaron pocos, hoy no son muchos.
La última afirmación – hoy no son muchos – nos adentra a la reflexión que deseo dejarles, son dos temas que enfocan uno solo: la profesión.
·         Me he encontrado con muchos hombres, profesionales y en potencia de serlo, con quienes he conversado sobre su quehacer o su futuro quehacer, y me he lamentado en descubrir que la máxima es la elección de una profesión que no es de su agrado. Dicen haber hecho tal elección motivados por perspectivas de futuro (económica, comodidad, facilidad de obtener el título, estabilidad, posición social) o por casualidades (tradición familiar, deseos familiares, seguimiento amistosos, posibilidades laborales). Pero se podría pensar que la razón fundamental es el miedo que se tiene a fracasar en la búsqueda de la realización personal; puesto que quien debe hacer esta elección está condicionado por toda una realidad que le rodea, realidad que puede crear la mentira, que el riesgo por un caminar no experimentado puede ser fatal. (Podríamos recordar el artículo: VIVIR PARA SER FELIZ, publicado en este blog).
De esta manera las facultades, rincones de conocimientos determinados, acogen a sus futuros profesionales frustrados por otras ciencias.  Llegando así estos sabios y científicos a forzarse en amar un conocimiento que no es el que debía haber buscado, y de este nuevo amor solo les queda sacar provecho, es una ciencia, un saber que no se da con el amor, sino con el interés.
·         La segunda realidad antropológica de la que me gustaría platicar, es referente a la simpleza que se le da a la obtención de conocimientos, pues estos en ocasiones ni se adquieren, ya que lo único que se busca es un renombre, un título.
Se descubre cierta arrogancia en quienes tiene la necesidad de recalcar su proceso educativo formal. Todo título que es recalcado por un hombre permite ver su sin sentido de los conocimientos adquiridos. El preludio que antecede su nombre de cuna, deja la impresión que necesita de él para sentirse satisfecho, para sentir un cierto reconocimiento: “mucho gusto yo soy el ingeniero…, yo soy el abogado…, yo soy el padre…, yo soy el doctor…, yo soy el licenciado…, etc.”  Me pregunto: ¿Dónde queda el amor por su ciencia, por su conocimiento, por su persona?
La realidad del hombre que necesita un reconocimiento, aunque sea pronunciándolo por él mismo, deja ver el sin sentido de los muchos años en los que quemó sus cejas. No optó por una ciencia que lo realizara, sino que optó por una ciencia que lo posicionara.
La parte negativa de esta realidad se vislumbra cuando estos títulos separan a los seres humanos, divide los grupos sociales y crea una discriminación contra aquellos que no pueden o no quieren o sencillamente no era su esencia. Una postura más antropológica de quienes alcanzan un conocimiento es el servicio no el “renombre”.   

lunes, 10 de enero de 2011

EL MUNDO

Este es un bello poema que nos puede iluminar para descubrir si verdaderamente estamos viviendo o solo existiendo.


Un hombre del pueblo de Neguà,
en la costa de Colombia,
pudo subir al alto cielo.

A la vuelta, contó:
Dijo que había contemplado,
desde allá arriba,
la vida humana
y dijo que somos un mar de fueguitos.

El mundo es eso -- reveló --
un montón de gente,
un mar de fueguitos.

Cada persona brilla con luz propia
entre todos los demás.

No hay dos fuegos iguales.
Hay fuegos grandes y fuego chicos
y gfuegos de todos los colores.

Hay gente de fuego sereno,
que ni se entera del viento,
y gente de fuego loco,
que llena el aire de chispas.

Algunos fuegos, fuegos bobos,
no alumbran ni queman;
pero otros arden la vida
con tantas ganas
que no se puede mirarlos sin parpadear,
y quien se acerca, se enciende.

Eduardo Galeano
"El Libro de los Abrazos"

miércoles, 5 de enero de 2011

UN ESPÍRITU SEDIENTO




En el umbral del nuevo año les escribía sobre la necesidad de crecer en el espíritu, y esa idea me quedó rondando en mis pensamientos, seguí profundizando sobre el tema y me dije “es fundamental compartir unas palabras sobre este tema”. Así que aquí estamos para reflexionar sobre lo menesteroso que es cultivar una espiritualidad fresca y grata en la vida del hombre.
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En un mundo consumista que ha creado la sociedad, ha ido violentando la sed del hombre por “cultivar” su espíritu, y digo violentando porque sencillamente el hombre tiene sed de lo transcendente, de lo divino, de lo espiritual, de Dios. La parte espiritual es una presencia innata desde el nacimiento.
Que para saciar esta sed los hombres hayan organizado formas y estilos, creando así lo que comúnmente llamamos religión, estigmatizando  la espiritualidad y a Dios, no quiere decir por ello que la sed del espíritu por Dios es un invento o necedad de unos cuantos hombres para someter otros hombres, como bien lo afirman algunos filósofos existencialistas.
 Todas las culturas, o por lo menos todas las que yo he conocido y estudiado, han buscado y buscan la presencia de Dios. Algunas respuestas a estas búsquedas se dan desde la necesidad, desde la carencia, desde la respuesta a lo inrespondible, desde el desamparo o sencillamente desde la duda. Todas queriendo recibir de Dios algo: su soberanía, su fuerza o su producción. Estas búsquedas con el deseo más intimo de saciar una sed interior que nada de lo presente, de lo tangible, logra saciar.
Una vez más la sinrazón a perjudicado al hombre (1), y esta vez lo ha hecho en lo más intimo de su ser, su espiritualidad. A lo largo de la historia las religiones se han encontrado con muchos contrarios a sus ritos, a sus cultos, a sus manifestaciones de piedad y a la sed de Dios; estos cuantos han causado daño a quienes participan en los grupos religiosos, con sus comentarios, con sus indirectas, con sus afirmaciones ideologías perjuiciosas, con sus antipatías con quienes lideran las religiones. Pocos de ellos alimentan el deseo del hombre por encontrar la paz del espíritu.
Podríamos pensar, también a la luz de los pensamientos contarios a las religiones, que el hombre no necesita de un organismo  para alimentar la sed que tiene de Dios. Pero aquí solo me nace una respuesta: el hombre es un ser sociable y un ser de símbolos, manifestados en signos. Al ser el hombre un ser sociable, hablamos que el hombre es un individuo que necesita de los otros, también necesita de los otros para llenarse de Dios. Las experiencias manifestadas de los otros individuos permiten al hombre crecer en el espíritu. Y todos los símbolos que significan algo, les permite en unidad encontrar lo buscado, a Dios.
Por tanto al darse, el hombre, un espacio en su crecimiento humano, no puede separar la parte espiritual, y es necesario hacerla desde la sociabilidad y desde los símbolos. El hombre debe integrar en su formación lo funcional, lo laboral, lo académico y lo espiritual (2). Cuatro columnas que sostiene el edificio humano, cuando una de ellas flaquea el edificio flaquea y peligra en caer.  
En cuanto a la columna espiritual, el hombre tiene que tomarla muy enserio, pues se puede erigir una idea de Dios que tampoco alimenta ni mucho menos trae paz al espíritu. Se puede erigir un Dios costumbrista, un Dios necesario, un Dios alienante, un Dios legalista o fácilmente un Dios que no es Dios. Por ende es necesario que el individuo que hace parte del colectivo no solo reciba sino que aporte.
Los grupos religiosos tienen el deber de dar el salto de lo objetivo para llegar a lo subjetivo.  Parafraseando a Karol Wojtyla (3) podríamos decir que si un grupo religioso solo se queda en lo objetivo, ya sea individual o totalitario (grupo), seguirán buscando un interés social donde se encuentra  actitudes conformistas y una gran ausencia de compromiso. Pero si se llega a lo subjetivo ya no es solamente un grupo social, sino que es un grupo participativo, donde los individuos y lo totalitario (grupo) es lo de menos, es más fundamental la realización espiritual personal, es decir, el bien común, y las actitudes que se hallan aquí son de solidaridad  -- significa una disposición constante a aceptar y a realizar la parte que a uno le corresponde en la comunidad --, oposición --  significa oponerse justificadamente a lo que va en contra del bien común – y diálogo – significa que se puede aplicar a la formación y fortalecimiento de la solidaridad interhumana por medio de la actitud de oposición.     
No queda más que afirmar nuevamente la gran necesidad que el hombre tiene de alimentar su espiritualidad, y que la mejor forma es en el colectivo, un colectivo que se va afinando con la participación de los individuos, que para alimentarse verdaderamente en el espíritu no solo se puede  ser receptivo sino también ser emisivo, un verdadero crecimiento espiritual se da en el recibir y en el dar.
(1)     Cuando afirmo la sinrazón como perjudicadora de la espiritualidad del hombre, me refiero a quienes atacan la estructura y el esquema de las religiones sin entrar a lo profundo de estos, pues nada de ello nace sin un sentido, sin una razón. Respeto a quienes deciden no creer en lo espiritual.
(2)     Lo  funcional: lo comprendo como el día a día: alimentación, recreación, deporte, familiaridad y amistad
Lo laboral: es lo que hago en bien del conjunto, del grupo, de la sociedad. Puede ser que no sea remunerado.
Lo académico: todo lo que me forme para mejor vivir y servir. Es una formación entre lazadas en formal e informal.
Lo espiritual: ser parte de un grupo religioso, en la búsqueda de erigir una relación con Dios personal para hacerla comunitaria.    
(3)     Karol Wojtyla, filósofo y teólogo polaco, en su libro Persona y Acción, nos muestra en el capítulo VII Intersubjetividad por participación, en el numeral 7 Actitudes Auténticas, la idea más clara de la unidad de un grupo humano.

viernes, 31 de diciembre de 2010

UN AYER Y UN MAÑANA

HOY nos encontramos entre el pasado y el futuro, pues hoy damos fin a un año más, un año que nos ha dejado muchas cosas positivas y negativas, un año que nos deja nuevas amistades y amistades que se han distanciado, un año que nos permitió ser o dejar de ser, un año que seguramente a permitido que crezca algo nuevo en nuestro vivir o un año en el que no creció nada.

Iniciar un año nuevo, llegar nuevamente al 01 de enero deber animarnos para que pensemos qué vamos hacer de bueno este año para crecer en nuestra realidad de hombres. No podemos seguir solamente existiendo es hora de vivir y de vivir con intensidad, tomandola por las riendas. Amigos no nos desanimemos en crecer en nuestra vida, en ser nosotros, en no permitir que el mundo gobierne nuestro vivir, haciendo lo que ellos quieren y dejando lo que yo soy.

Al finalizar este año te invito también a tener un espacio de interioridad con Dios, cual sea tu idea de él, es importante fortalecer nuestro ser interior, nuestra esperitualidad juega un papel fundamental en nuestro crecimeitno como hombre, la presencia divina en nuestra vida es para fortalecer y crecer, no para sentirnos sometidos y vilentados por él. No dejes pasar la oportunidad de purificar el espíritu.

Solo te deseo que al estar en el umbral del nuevo año te permitas encontarte contigo mismo, con la divindad y con los demás. Un abrazo y un buen y grato inicio de año 2011.